Expulso la imagen misma y con ello, todos los reconocimientos, y filiaciones con la tradición de la psicología clásica. La imagen, no es algo fijo. Ninguna imagen puede darme la idea del todo. Una foto no lo abarca. Me adhiero a lo real, pero no lo develo. De ahí mi imposibilidad de completar una visión con una imagen. Mi individualismo proyecta los espacios y especies cuando redacto mi propia auto-descripción, cuando ensayo mi auto-creación de mí mismo, es decir, cuando empiezo a reclamar los derechos de autor sobre mis propias historias, autobiografías y opiniones, así como también los derechos sobre mi imagen o el entorno que me rodea, convirtiéndome en el diseñador y empresario de mi propia apariencia, como la trama de un yo y,un mal o bien. Mi figuras disimulan el vacío, que se adueña de las formas, se adueña de las ficciones. El teatro de mis cualidades, mi imagen del mundo y mi compromiso, el vacío engulle este tipo de estructuras como si nada. Todas mis pretensiones de construir un yo se desvanecen llevándome a una posición que carece de autenticidad. Mi identidad está a la deriva, mi rostros sin perfil, en un nuevo espacio del anonimato, imáqenes con historia, no sólo pantalla. El espacio elegido público se comporta –a este respecto– no como un espacio social, determinado por estructuras y jerarquías, sino como un espacio proto-social, un espacio previo a lo social al tiempo que su requisito, premisa escénica de cualquier sociedad, - y se comunica conmigo como lo lo hacen los paranoicos, imponiendo la patología del monólogo: El paranoico habla con el otro en su propia mente-. Mi imagen que siempre posee mi identidad en fuga y la fijación de una imagen en medio del vértigo, en el fluir de las nuevas sociedades líquidas .He fracasado con el juego del lenguaje habitual ante las experiencias del origen y los intentos de reconocerme entrando en un terreno fronterizo donde invento y descubro como nuevo proyecto de comunicación y la búsqueda de mi propia identidad para fijar mi imagen anclada en una mirada bizca mediante la auto-narración hacia la tensión de lo que he sido y quiero ser. Construyéndome a mi mismo por mis palabras ,por lo que digo o se dice de mí mismo. Mi relato de mi mismo es lo único que poseo para re-construirme. .En estas imágenes que muestro de mi mismo no me interesa las fotos de búsqueda, ni captura objetiva, mi intención es más bien la representación de mi personalidad disociada. No intento crear un efecto andrógino, sino una especie de diagnóstico ¨esquizoide¨. Se trata de mi silencio hierático que invade el espacio de su travesía hacia el más allá del límite del mundo construidos con imágenes. Todo el complejo y tupido relato de mis cambios emocionales de fortuna e infortunio han sido trascendidos. En el momento de la creación de las fotografías no hay auto-reflexión, son imágenes creadas por impulsos , imágenes pornográficas introvertidas desprovista de cualquier interiorismo como proyecto mediático. Al principio era la realidad interfacial primaria, luego vino el encuentro de mi rostro en imágenes especulares. No hay ni la discreción de un reflejo en cristal o en metal, ni tampoco una reproducción de la imagen sino un eco afectivo.Todas las fotografías están hechas con un smartphone que está ¨intervenido¨ por un agente externo ajeno a mí y utilizo el mo método de difusión y medio interactivo con el espacio y los individuos que de un modo disociado en términos normales consiguen proyectar pulsaciones y formar parte de mi creación en el período pre-especular. Experimento con una imagen sin fragmentos, como la superposición de mil imágenes creando una resolución oscura, que lo dice todo y nada como recelo de mi privacidad hurtada que proyecta un ente que actúa como apéndice de mi propio ¨yo¨ e indistinto de lo otro exterior, de modo que mi auto-imagen en el espejo opera como liberación de aquella insoportable auto-sensación. Metáfora y soporte de lo que devendrá la imagen del yo y mi alteridad, llevándome a un estado de seducción narcisista del propio dominio de mi imagen, por la posibilidad de significar la totalidad del yo y sus alcances. Remplazo con imágenes las palabras escritas como aplaste y fuerza vital mediatica.No muestro el rostro de mi adversario, ni del ¨yo¨como víctima, sólo la devastación de cualquier otra imagen como representación de ¨yo¨ abriendo una guerra moderna de imágenes que destruyen las demás proyecciones de mi ser de un modo acéptico, sin sangre, sin víctimas, sin mis propios quejidos. Mi propia proyección de mi remplaza las palabras escritas, con su aplástante fuerza vital.
Efrén Budoh Blanco
Autorretrato 1 Efrén Budoh Blanco©
Autorretrato 2 Efrén Budoh Blanco©
Autorretrato 3 Efrén Budoh Blanco©